martes, 9 de diciembre de 2014

Crónicas marítimas



Las principales vías de comunicación con el Sur de Tenerife se surcaban por la mar. El cabotaje, transporte con pequeños barcos de vela y vapor que bordeando la costa e iban dejando y recogiendo mercancías y pasajeros, fue una práctica que se mantuvo hasta mediados del siglo XX. Constituyó un eslabón importantísimo en el desarrollo económico de Canarias e imprescindible para comunicar el Sur de Tenerife con el Puerto de Santa Cruz de Tenerife.
Por tierra sólo se podía transitar por veredas y caminos de herradura, ya que no fue hasta el comienzo del siglo XX cuando, tímidamente, se inician en estas Bandas del Sur la construcción de algunas pistas de tierra. Como la carretera general del Sur, la Comarcal C-822, la carretera vieja, que inició su andadura en Santa Cruz de Tenerife en 1864, pero que para llegar a la Villa de Arico hubo que esperar hasta finales de los años veinte y no llegó a Granadilla de Abona hasta 1933, y tuvo que pasar casi una década más para que se pudiera circular por ella hasta el Municipio de Arona. Estos años fueron de continua lucha por que su ejecución paliara las miserias por los que pasaba este abandonado Sur, falta de trabajo, escasez de lluvias, incomunicado por carretera y una larga lista de necesidades de todo tipo.
No fue fácil la implantación de una red de barcos de cabotaje que suplieran las escasas vías de comunicación terrestres. Lo era de manera esporádica hasta que en la década de los sesenta del siglo XIX se establecen una serie de rutas que cubrieron el servicio de correos, el traslado de mercancías y de pasajeros, con cierta regularidad. Después de algunos proyectos que no fructifican y que dilatan la puesta en servicio de un barco que cubriera esta línea, esta vieja aspiración fragua con el vapor Guajara, de la Sociedad de Navegación al Vapor en las Bandas del Sur de Tenerife. Con trayectos semanales en dirección a La Gomera, realiza escalas fijas en Abona, Los Abrigos, Los Cristianos y Guía; y escalas eventuales en Candelaria, Güímar, Tajao, Médano y Adeje.       
Antes del Guajara otros barcos cubrían la ruta con el Sur de Tenerife, así en la década de los años treinta del siglo XIX se tiene constancia, entre otros, de los bergantines Venus y San José; a mitad del siglo XIX la realizaban los bergantines Santiago, San José, San Antonio, Pilar, Estrella, Cristina o la candray Santa Ana. A finales de siglo XIX y comienzos del XX lo efectuaban los vapores: Tenerife, Esperanza, Viera y Clavijo, León y Castillo, Carmen, Velox, Chasna, Dalia, Taoro; o los pailebots: San Diego de Arico, Rosario o Frasquita.
Para paliar este déficit se crea la Sociedad de Navegación al Vapor en las Bandas del Sur de Tenerife. Fueron muchos los que se felicitaban por la implantación de esta línea que enlazara las Bandas del Sur con la Capital. Por fin han obtenido feliz éxito las gestiones de algunos propietarios de las bandas del Sur de esta isla, asociados con varios comerciantes de esta capital, para establecer un buque de vapor que recorra dichas costas del sur, proporcionando facilidad a sus transacciones mercantiles y dando importancia a los productos agrícolas que hoy, por sus escasos y malos medios de comunicación, yacen abatidos o ignorados.
Por el último correo se ha hecho a Londres el pedido de un vapor de cien toneladas de carga, destinado a recorrer la costa desde esta capital hasta S. Juan, son escalas en Candelaria, Abona, Los Abrigos y Los Cristianos; cuyo viaje de ida y vuelta hará dos veces en semana.

Y es el lunes 7 de diciembre de 1868 cuando se inicia los viajes del Guajara: Hoy inaugurará sus viajes interinsulares, el vapor de la matrícula de esta capital Guajara.
Con fecha del 14 de diciembre de 1868 se informa del cambio de itinerario del vapor Guajara. De Santa Cruz de Tenerife con destino a La Gomera saldrá los días 6, 14, 21 y 29 de cada mes, a las 10 de la noche, con las escalas fijas: Abona, Los Abrigos, Los Cristianos y Guía. Y con escalas eventuales en: Candelaria, Güímar, Cueva Honda. El Médano, Adeje y Jao, debe referirse a Ajabo, en el Municipio de Adeje. Llegará el vapor a estos últimos puntos a dejar la carga o pasajeros que lleve para ellos, lo que avisará izando una bandera al palo de proa o a recibir la que esté preparada y los pasajeros cuando le dé aviso el encargado de tierra, también por la seña de una bandera de tener la suficiente, para que el vapor se detenga a tomarla. El trayecto de vuelta se realizaba los días 8, 16, 23 y 31 ó 1 de cada mes. Este vapor también realizaba traslados a Agaete y Gáldar, en la isla de Gran Canaria.
En las secciones de información marítima de la prensa de la época es frecuente encontrar datos de salidas y entrada del Guajara al Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Como el 14 de mayo de 1869 cuando se informa que llega al Puerto de Santa Cruz de Tenerife, de San Sebastián de La Gomera y las bandas del Sur, en 20 horas, con frutos, 9 tripulantes y 50 pasajeros.
En junio de 1869 se publicaba por varios medios informativos de la época la perdida del Guajara al embarrancar en las playas de Abona. Acaba de tener lugar una notable perdida. Esta es la del vaporcito de esta matricula Guajara, que tantos beneficios venía prestando a esta isla con sus continuados viajes a las bandas del Sur. 
Esta carencia lo intentan paliar diversos empresarios, algunos de ellos con intereses en el Sur de la Isla, adquiriendo y construyendo otros barcos que cubran las rutas de cabotaje con el Sur. Así en los años siguientes al naufragio del Guajara surgen otros como el pailebot Catalina, los candray Soledad y San Antonio o el San Diego de Arico, que se construye en el Porís de Abona.

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